G.K. Chesterton decía: “No existen reglas de arquitectura, para construir castillos en las nubes”.

 

Si bien muchas veces no tenemos una idea de por dónde empezar o qué idea buscar para emprender un proyecto, nos olvidamos de un factor fundamental que tenemos que considerar y que si es bien manejado nos puede llevar a un modelo de negocios que pueda motivarnos a darle esa continuidad.

 

¿A qué me refiero con esto?



Durante nuestra infancia tendemos a ser más creativos de forma natural, vivimos en su mayoría, en un mundo de fantasía; y si bien algunas personas pueden tener una infancia más feliz que otras, esa misma “desventaja” es donde podemos encontrar el Eureka de nuestro futuro.



La creatividad es una de las capacidades humanas más valiosas, nos permite expresarnos, soñar y transformar la realidad. Es esencial para hallar soluciones innovadoras y para evolucionar individual y colectivamente. Fomentar la creatividad en los niños es permitirles ser libres y desplegar sus habilidades sin miedo, ayudarles a descubrir su potencial, y claro está, a desarrollarlo.

 

Muchas veces tenemos una concepción limitada de la creatividad como algo inevitablemente vinculado con las 7 artes; no obstante, la creatividad es un modo de pensar y de ver el mundo, que puede expresarse en muchas otras áreas de la vida, como por ejemplo los negocios.

 

Una vez aclarado esto.


¿Cuántas veces dentro de nuestra infancia teníamos algún gusto o fascinación por algo?



O mejor aún ¿cuántas veces en nuestra infancia nos encontramos con estas desigualdades sociales que nos impedían hacer cierta actividad?



Al profundizar estas dos ideas podemos entender lo siguiente: dentro de esa caja de recuerdos y nostalgias podemos encontrar lo que bien podría ser nuestro negocio.

 

No hay que olvidar que cuando éramos niños teníamos una caja ilimitada de ideas y fantasías que si bien podían parecer “ocurrencias” en su momento, lo más interesante es precisamente su cualidad de no conocer límites racionales.

 

Sin embargo; hoy en día tenemos algo que a esa edad ni siquiera conocíamos, ahora tenemos recursos, llámese, amistades, contactos, experiencia e inclusive, en algunos casos, dinero.



Si en algún momento pensamos que esas ideas o fantasías no son más que eso, tal vez sea prudente volver a adentrarnos en esas ideas y explorar esas posibilidades.

 

Qué mejor forma de vivir podemos tener, si no de nuestros sueños; claro está, esa posibilidad de que debido a los factores que se han presentado en nuestras vidas pensemos que esas ideas quedaron en el pasado, que no era más que un sueño infantil de un niño que no conocía el mundo; pero no hay que olvidar algo muy importante: ese niño, esa niña sigues siendo tú; ese niño, esa niña creció y se convirtió en la versión que conoces de ti; sin embargo, ese niño es la base fundamental de la persona que eres tú, es básicamente lo que moldeó tu carácter, por lo que estaría bien, al menos de vez cuando, prestarle atención a esa versión anterior de ti y nunca dejar de soñar: sería prudente tal vez regresar a esos castillos en las nubes, ya que podrían ser las bases para hacer nuestro castillo en la tierra.