La capacidad de expresión es una de las características que identifican el proceso evolutivo que el Ser Humano ha tenido en su historia.


Dicha evolución, ha sido la que generó la socialización y convivencia entre los individuos; el crecimiento intelectual, creativo, innovador, tecnológico, filosófico, sensible y propositivo que nuestra especie le ha aportado a este planeta y esta realidad.


Y una de las expresiones más puras, vivas y con mayor valor de contribución a una sociedad, es la libertad de prensa; ya que ésta propicia un equilibrio entre el quehacer de los grupos hegemónicos, con el entorno donde los ciudadanos interactúan y ejercen su libertad de acción.


Hoy, 3 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, y es una conmemoración importante y que no debemos dejar pasar, ya que a partir de esta libertad, se construye una sociedad con mayor equilibrio, templanza y objetividad para racionalizar el mundo en el que vivimos.


La relevancia de esta fecha y los ecos de su importancia, surgió a partir de una acción importante en la historia de los derechos y libertades de prensa: la Declaración de Windhoek, un 4 de mayo de 1991, donde, en una conferencia dictada en Windhoek (Namibia) se abordó la necesidad elemental de una prensa africana libre, ya que la declaración expuesta, hacía reiteraciones a la prensa independiente para lograr desarrollo social, preservación de la democracia y la economía.


Inspirados por la conferencia de Windhoek, los tópicos abordados y sobre todo, los loables objetivos de alcanzar una prensa libre, en 1993, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declara el 3 de mayo como el Día Internacional de la Libertad de Prensa.


Trayendo el tema a un terreno más cercano, en México se ha sufrido en distintos contextos y épocas, por coartar este derecho inalienable del Ser Humano y las sociedades: la opinión, la crítica y señalar las injusticias desde el trabajo periodístico, profesional, objetivo y constructivo.


Dicho impacto, también se ha percibido de forma positiva al propiciar cambios importantes a raíz de la presencia de voces pensantes, racionales y con poder de influencia social, lo cual nos debe llevar a una seria reflexión sobre la inercia que una preparación y profesionalización en los ámbitos de la producción de información y el traslado de ésta a los integrantes de la sociedad, es un factor clave de desarrollo.


Los profesionistas, de cualquier ámbito, y sobre todos, los profesionales de la comunicación, siempre estarán llamados a no dejar de lado esta práctica: prepararse, aprender, generar contenido con veracidad, con objetividad y sobre todo, con pasión. Dicha pasión se crea desde las aulas, en el ejemplo de sus docentes, en el enfoque a ser factores de cambio que puedan propiciar un vuelco en el mundo y el país que habitamos.


Enhorabuena a los profesionales de la información, periodistas, especialistas y comunicólogos encargados de velar por un derecho básico de los actores sociales: la libertad de información.


Fuentes:

Asamblea General de las Naciones Unidas

https://www.un.org/es/ga/

www.unesco.org