Cuando hablamos de nutrición, en lo primero que pensamos es en comida, dietas, obesidad y nutriólogos; sin embargo, es mucho más que eso. La nutrición es un proceso bio-psico-social, que hace referencia a la ingesta de los alimentos que cubran las necesidades dietéticas de las personas, así como su preparación, almacenaje, conservación y hábitos; que evidentemente, están encaminados a la conservación de la salud y bienestar del organismo. Cuando esto no se cumple, la mala nutrición aumenta la vulnerabilidad ante enfermedades, disminuye nuestra respuesta inmunológica y, en etapas tempranas de la vida, provoca retraso en el desarrollo físico y mental (OMS, 2020).


En el año 2002, la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD), propone la celebración del día mundial de la nutrición para el 28 de mayo, iniciativa que es rápidamente respaldada por otras asociaciones. La necesidad de esta celebración no debe sorprendernos, si consideramos que la nutrición es un tema presente en la agenda de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2017) y es el segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la asamblea general de las Naciones Unidas para el año 2030 (ONU, 2015), con el propósito de erradicar el hambre, garantizar la salud y el desarrollo óptimo de la humanidad.


La falta de alimento y de la nutrición adecuada persiste en muchos países y México no es la excepción. Con base en los resultados que arrojó la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT, 2018), el 55.5% de los hogares mexicanos no cuentan con seguridad alimentaria; más impactante aún, es que el combinado de inseguridad de moderada a severa alcanza el 26.6 %. Si tenemos en cuenta que el 85% de los mexicanos consume bebidas endulzadas, no recomendables para el consumo cotidiano; y a esto le sumamos que la ingesta de verduras es apenas del 20 al 25% en la población infantil y del 45% en adultos (solo por mencionar algunos datos), entonces podemos entender que enfrentamos un gran reto en materia nutrición y desarrollo de hábitos de alimentación saludables.


Ya sea por exceso o por deficiencia, la mala nutrición sigue engrosando la tasa de prevalencia de enfermedades como la anemia, diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares; y a consecuencia de ello, cobrando muchas vidas al año. Cada vez es más apremiante la formación de profesionales altamente calificados para ayudar a la población en el cuidado y preservación de su estado nutricio. Profesionales que realicen investigaciones, que apliquen sus conocimientos a la práctica clínica, que nos enseñen a alimentarnos de manera óptima con los recursos que tenemos a la mano, de manera que nuestra dieta sea completa, equilibrada, adecuada, inocua, suficiente y accesible para cada niño, joven, adulto o anciano que vive en nuestra sociedad. 


Sin duda dedicarse a la nutrición es una tarea difícil, pero también es loable y valiente. Requiere del coraje y compromiso para poner tus esfuerzos y conocimientos al servicio de la humanidad. 


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Fuentes: 


ENSANUT. (2018). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición. Obtenido de https://ensanut.insp.mx/

FESNAD. (2020). Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética. Obtenido de https://www.fesnad.org/

OMS. (2017). 10 datos sobre la nutrición. Recuperado el 16 de mayo de 2020, de Organizacion Mundial de la Salud: https://www.who.int/features/factfiles/nutrition/es/

UN. (2015). Objetivos de desarrollo sostenible. Recuperado el 18 de Mayo de 2020, de https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/